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Before I go.

Hace años que me gusta, pero nunca supe muy bien como encarar esa situación que se vivía cada vez que nos veíamos. Ese día, el primer día de todos, los ojos me brillaban como si fuera a ver a mi príncipe [del color que quieran Uds.]. Hablando mal y pronto el chico en cuestión tenia la sencillez de partirme la cabeza y por eso yo aplicaba la típica frase de “por que te quiero te aporreo”. Era así. Esa salida fue hermosa, rozando la perfección. Volví a mi casa con una sonrisa de oreja a oreja, ya de tan lindo que se sentía pasaba a lo espantoso. Si, mis extremos son terribles, lo se. El era particular, no era impersonal como todos los que había conocido antes. Tenia algo en la cabeza y lo mejor: era que le funcionaba para el mismo lado que me funcionan a mi mis neuronas. Nos llevábamos bien, lo suficiente como para que uno aguantara los rayes del otro. Durante dos años hubo idas y vueltas, mis besos, sus besos, nuestros silencios. Hasta que me refugie en mi cuarto a llorar, desconsola